sábado, 12 de enero de 2013

Inseguridad.

Ya, sé que lo he dicho muchas veces, sé que incluso puede resultar repetitivo, pero... es que me resulta imposible creer que alguien como tú me elija a mi. No me estoy quitando valor, ni menospreciándome, pero seamos sinceros... ¿te has visto alguna vez con los ojos con los que yo te miro? No eres perfecto, pero joder... es que me vuelven loca cada una de tus imperfecciones. Me encanta tu orgullo, ese que te hace parecer un niño pequeño que aguanta la respiración hasta ponerse morado. 
Me encantan esa bipolaridad que hace que cambies de 0 a 100 en cuestión de segundos. Que me cojas desprevenida, en medio de una conversación monótona, y de repente... simplemente con una sucesión de puntos suspensivos y un :P consigas poner mi cuerpo a funcionar.
Me encanta la forma tan rápida que tienes de enfadarte, aunque me quite el sueño por las noches. Me encanta ese puto orgullo que hace que no seas tú quién haga por arreglar las cosas, pero que... de vez en cuando te tragas por mi. 
Pero, vuelta a lo mismo... ¿cómo una persona cuyas imperfecciones son encantadoras podría elegirme a mi entre todas? Es decir, ¿sabes cuántos millones de chicas hay en el mundo? ¿Te has parado a pensar la cantidad de personas que se sentirían afortunadas estando en tus brazos? ¿Por qué yo? Es tan difícil no tener esta puta inseguridad. Pero aún así, ¿sabes qué? Me encanta poderte perder mañana, porque así sé que te tuve hoy.