Hay momentos en la vida en los que todo parece que se te hace cuesta arriba, que cualquier meta parece más lejos de lo que nunca habías imaginado, que todo te sale mal, que cada paso cuesta más que el anterior, que tu vida se resume en un cúmulo de suspiros y de "¿por qué me pasa esto a mi?". Sientes miedo, frustración, desolación y cuando te miras al espejo ya no ves a la persona que soñaste un día ser.
Pero, creces. Creces, maduras, y cada golpe te hace más fuerte. Con cada palo, te haces más invencible, cada desamor te enseña a controlar un poco más tus sentimientos y cada fracaso te hace valorar más cada victoria.
Lo que no te mata, te hace más fuerte. No somos perfectos, tampoco quiero serlo. Pero, ¿sabes qué? No soy de esas personas que se rinden, te dije que estaría aquí, que lucharía por ti, que no me dejaría vencer, que no tiraría la toalla, y que al fin... te conseguiría. No pienso romper esa promesa, porque.. te quiero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario